Cuentos: entretención, regaloneo y cultura

por magdalena

Este spot es de la campaña que lanzó el Gobierno en abril de este año, y hace unas semanas me lo volví a topar una y otra vez antes de cada función del Festival Internacional de Cine de Valdivia. Y cada vez que lo veía me emocionaba.

Creo que en parte esta emoción viene de que el mensaje está muy bien entregado – al menos a mi modo de ver – pero también porque yo misma he vivido el proceso de darles a conocer la lectura a mis hijas y ha sido demasiado satisfactorio.

A mi hija mayor empecé a leerle cuando tenía unos pocos meses. Había escuchado que era muy bueno leerles en voz alta y con entonación aunque fuera el diario, así que eso hacía. Luego empecé a leer libros infantiles que yo no había leído de niña, le leía unos 10 minutos cada día y cuando terminábamos ese libro comenzábamos otro. Por supuesto que ella, a sus 5 o 6 meses, no captaba el contenido, y a había veces en que estaba más tranquila o otras en que no tenía ganas de que le leyera y finalmente terminábamos jugando.

Hoy, cuando está a punto de cumplir 6 años, decirle que no le leeremos un cuento a la hora de dormir es realmente un castigo, porque es uno de sus momentos favoritos del día. Y creo que esto es, por una parte porque le entretienen las historias, pero también por el tiempo que puede pasar junto a nosotros, tenidos en la cama y sin ninguna otra preocupación que leer.

Con mi segunda hija me costó un poco más, porque era sumamente inquieta. No me dejaba leer nada, me quitaba el libro, avanzaba la página, la tiraba, incluso a veces los rompía, pero como a su hermana le leíamos, también cada día intentábamos leerle a ella. Hasta que sin darnos cuenta ella misma empezó a ponerse pijama e inmediatamente iba a buscar el libro para la noche. Casi de manera mágica de repente dejó de moverse todo el tiempo y hoy se queda totalmente concentrada escuchando. Ahora sólo interrumpe con sus muchísimas preguntas.

El próximo año mi hija mayor aprenderá a leer y eso me tiene totalmente ansiosa y feliz. Sé que al gustarle mucho la lectura un mundo increíble se abrirá para ella. Ya la veo sentada a mi lado, cada una con su libro, o leyéndole ella misma los cuentos a su hermana.

Además, una de las cosas maravillosas que he descubierto es que si uno logra transmitir el amor por la lectura, éste no compite con otras entretenciones. A mis hijas les gusta salir a la plaza, jugar con muñecas, también adoran ver televisión o jugar en el computador, pero si uno les ofrece leer un cuento, no hay para ellas actividad más atractiva.


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