Anafilaxia en los niños

Ayer leía en Ahora la madre soy yo, el blog de Begoña, un episodio accidentado de sus vacaciones en relación con su hijo. Si os paráis a leerlo, os entrará una angustia importante por la rapidez de los hechos y por la aparición de los síntomas encadenados. Lo que le pasó a su niño fue una anafilaxia.
La anafilaxia es una reacción alérgica potencialmente grave y que se instaura rápidamente. Curiosamente, al igual que ocurre con otras enfermedades de tipo alérgico, está aumentando entre la población, tanto en niños como en adultos.
La anafilaxia se muestra con síntomas cutáneos, que generalmente son urticaria -ronchas- y angioedema -hinchazón de la piel y de las mucosas-, a los que se suelen añadir otros síntomas como por ejemplo los respiratorios (dificultad para respirar), los digestivos (vómitos o diarreas) y/o los circulatorios (hipotensión). La reacción está desencadenada habitualmente por mecanismos inmunológicos.
En los niños predominan los síntomas respiratorios y digestivos, mientras que la posibilidad de afectación cardiovascular con hipotensión, en más común en los adultos, dando lugar a lo que se conoce como shock anafilático (una situación que puede ser muy grave).
Las principales causas son los alimentos, los fármacos y las picaduras de himenópteros (grupo de insectos entre los que se encuentran las abejas y las avispas). Mientras que en los adultos son más frecuentes los fármacos, en los niños suelen predominar los alimentos. Y en cuanto a los alimentos, en los niños encabezan la lista la leche (alergia a las proteínas), los huevos y los frutos secos, en tanto que en los adultos, los más frecuentes son las frutas, los frutos secos y los pescados y mariscos.
Cuando ocurre una reacción de este tipo, hay que intentar retirar el agente que lo causa: si es un fármaco dejar de darlo; si es un alimento, retirar los restos de la boca (sin provocar el vómito); si es la picadura de un insecto, intentar retirar lo más pronto posible el aguijón. Al niño habría que intentar ponerlo tumbado y con las piernas en alto para favorecer la circulación (salvo si le cuesta respirar o tiene vómitos) y es conveniente que se administre lo más pronto posible el tratamiento de elección en estos casos, que es la adrenalina intramuscular.
Todas las personas que han tenido una anafilaxia, deberían ser estudiadas por un alergólogo, para establecer con claridad las causas y la actuación en caso de contacto con el alergeno. En caso de reacciones muy graves o de determinados tipos de alergenos, puede ser necesario que los pacientes lleven consigo la medicación, en este caso adrenalina autoinyectable.

Diario de una mamá pediatra