El primer día de jardín y la campaña de Fundación Integra

por magdalena

Karol Dance, Javiera Acevedo y Paulo Ramírez, entre otros, recuerdan en un colorido video sus experiencias como niños en el jardín infantil. La idea es llegar a las 20 mil reproducciones para que Fundación Integra reciba un nuevo Jardín sobre Ruedas, el que consiste en una camioneta que viaja a las localidades rurales de difícil acceso para estar un día a la semana con niños del lugar. Hasta ahora hay 17 jardines andantes y se espera que esta campaña logre sumar uno más.

Además de estar con los niños durante 6 horas cada semana, gracias al Jardín sobre ruedas las familias se llevan ideas y tareas con actividades educativas para desarrollar en sus casas durante los seis días restantes con la ayuda de las Mochilas Viajeras que contienen material educativo y van pasando semana a semana a distintos hogares. Cada Mochila contiene 3 libros, 2 títeres, 1 aro desmontable, 1 visor con lupa, 1 set de materiales para ensamblar, 1 dominó. Además a bordo de cada Jardín Sobre Ruedas viajan una educadora de párvulos y un conductor que además es animador educativo.

La iniciativa me parece destacable, no solo porque está comprobado que el estímulo en los primeros años de vida es fundamental para el desarrollo futuro, sino que además por la oportunidad de entregar ideas y materiales para que los niños puedan seguir aprendiendo en la casa.

Varias veces lo he dicho, yo no fui al jardín infantil y sufrí por ello. Me cargaba vivir sin niños a mi alrededor y cuando entré al colegio era el blanco de muchas bromas porque como no sabía relacionarme bien con otras personas de mi edad era bien fácil descolocarme. También me costó mucho toda la motricidad fina y aprender a escribir fue una pequeña tortura. No es que haya tenido una infancia infeliz, pero en mi caso – y al menos en mi opinión – realmente me hizo falta el jardín, aun cuando mi mamá haya estado completamente dedicada a cuidarme, enseñarme y jugar conmigo. Tanto así, que el primer día de colegio me despedí y partí feliz, a diferencia de otros niños que lloraban o no soltaban a sus papás, yo añoraba entrar a clases. Me acuerdo perfecto.

Ahora mis dos hijas han pasado por el jardín y la experiencia ha sido buenísima. Tanto por la posibilidad de aprender cosas que tal vez yo no sabría enseñar y poder compartir con otros niños, como también por el apoyo que me han dado como mamá, convirtiéndose en mi primer aliado en muchos momentos. Claro, lo ideal es que los niños no comenzaran a ir tan chicos, ni en jornadas tan largas, pero cuando no hay más opciones, es realmente tranquilizador contar con el jardín para que nos ayude.


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