La importancia de aburrirse

por magdalena

Creo que soy una afortunada porque tengo una maravillosa capacidad, nunca me aburro. Claro, hoy que somos adultos es difícil aburrirse porque el tener un espacio para echarnos en la cama a mirar el techo es un placer y no una angustia, pero al menos en mi caso desde muy chica aprendí a planear actividades para no aburrirme nunca, y no creo que esto haya tenido que ver con que mi mamá me inventara mil juegos, sino con que me entregaba las herramientas para desarrollar la imaginación. Podía pasar horas en mi pieza, o en la casa de muñecas, pintando, vistiendo y desvistiendo muñecas, haciendo pulseras con hilos de colores, o collares de mostacillas. Esos eran mis pasatiempos favoritos.

Por eso hoy me sorprende escuchar a mi hija mayor decir una y otra vez que está aburrida. Por un lado sé que tengo que darle herramientas para que sola vaya inventando cosas que hacer, y por otro creo que el tener siempre una agenda de diversión atenta a estimular su imaginación. Por eso, aunque con mi marido somos buenos para inventar paseos, picnic, nos gusta llevarlas a ver películas, etc., muchas veces decidimos deliberadamente quedarnos un sábado en la casa y no hacer nada en específico.

A veces nos quedamos en el living leyendo el diario, mientras las niñitas pintan en la mesa de centro, o arman legos al rededor nuestro, u hojean sus propias revistas y libros. Lo que me llama la atención es que para ellas, en vez de que esto sea lo normal, les parece exraordinario. Incluso a veces nos dicen, pero qué pasó que no vamos a salir?

Yo no soy sicóloga, y no he leído mucho del tema, pero algo en mí me dice que muchas veces estrujamos nuestro cerebro inventando cosas para entretener a nuestros hijos, cuando el tiempo disponible para que ellos mismos logren salir del aburrimiento también es igual valioso. O tal vez más.


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